Los distintos géneros o manifestaciones literarias que se desarrollan a lo largo de la Edad Media se relacionan estrechamente con los tres estamentos en los que de una manera rígida y jerárquica se divide la sociedad feudal del Medievo: con la nobleza, que ejerce con su fuerza política y militar el poder sobre sus vasallos, a los que protege y cede tierras a cambio de tributos, se vinculan los poemas épicos o cantares de gesta, esto es, narraciones en verso de las hazañas de héroes que pertenecen a este estrato social; con el clero, única clase instruida y difusora de los valores religiosos y tradicionales, se relaciona el llamado mester de clerecía, escuela poética de carácter culto; con el pueblo llano (campesinos, siervos, artesanos, burgueses…), que eran los que trabajaban y pagaban tributos, se asocian las composiciones de la primitiva lírica tradicional y oral (jarchas mozárabes, cantigas de amigo galaicoportuguesas, villancicos castellanos), los romances y las leyendas.
Los poemas épicos, las gestas de los héroes de la Reconquista, las leyendas, las canciones líricas o las novedades de pueblos lejanos eran difundidas por los juglares, artistas ambulantes que en los siglos medievales animaban las estancias de los castillos, los atrios de las iglesias y las plazas de los pueblos. En las fiestas, en las romerías, en la corte de los reyes, en los salones de los nobles, en las diversiones del pueblo llano, los juglares se ganaban la vida entreteniendo a los nobles guerreros y a los más humildes con literatura, con música, con juegos circenses. Tanto los juglares épicos, que recitaban de memoria los cantares de gesta y los romances, como los juglares líricos, que cantaban coplas, serranillas o composiciones compuestas por ellos mismos o por trovadores, se engloban en la escuela poética de carácter popular conocida como mester de juglaría.
Otra escuela poética nace y se desarrolla en la Edad Media durante los siglos XIII (composiciones de Gonzalo de Berceo, Libro de Alexandre, Libro de Apolonio…) y XIV (Libro de buen amor, del Arcipreste de Hita): el mester de clerecía. Sus autores son clérigos que escriben preferentemente sobre temas religiosos y morales con una finalidad didáctica y un lenguaje más cuidado que el de los juglares. La estrofa principal de sus composiciones es la cuaderna vía, formada por catorce sílabas de cuatro versos con la misma rima consonante. Las nuevas aportaciones de esta escuela poética obedecen a que los clérigos (en esta época se entendía por tal a los sabios, hombres doctos o letrados que sabían latín), sean o no eclesiásticos) eran hombres cultos que se basaban en fuentes escritas en latín para crear sus obras, que luego serán leídas ante un auditorio (a diferencia de los juglares, que las cantaban o recitaban). Su objetivo era avivar y mantener la fe, pero sin olvidar que han de entretener también al público que escucha.